domingo, junio 25, 2006

Menú de hoy: Irán

Sin siquiera haber terminado, ni lejos, con la otra, Estados Unidos está pronto para empezar una nueva guerra en el Golfo Pérsico, o al menos así lo amenaza. Cualquier persona razonable pensaría que un presidente en su sano juicio no cometería (otra vez) tal aberración. La pregunta obvia es si este señor de sombrero tejano en el sillón de Washington está, efectivamente, en su sano juicio; o mejor planteada: si lo que una persona razonable considera sano juicio coincide con los actuales dirigentes mundiales lo consideran a su vez.

A esta altura parece haber un consenso mundial en que a los EEUU no les ha ido muy bien en Irak, pero quizá sea importante detenerse a mirar las cifras otra vez y preguntarse cómo les fue a los dirigentes de este país. Me refiero a los jerarcas del gobierno cuyas empresas brindan innumerables servicios al aparato militar norteamericano y las empresas que se están encargando de la “reconstrucción” de lo poco que el bombardeo norteamericano dejó en pie.
Pero entonces uno se da cuenta que los hombres y mujeres que dirigen la política de EEUU, y tristemente del mundo, no se han perjudicado en lo más mínimo con esta guerra, al contrario, se han beneficiado de gran manera. Entonces no aparece una razón por la que no lo vuelvan a hacer.

El primer argumento que interponen los incrédulos es que los dirigentes norteamericanos no sacrificarían a sabiendas a miles de sus compatriotas, sólo para ganar dinero. Pero el hecho es que sí, lo hacen. De hecho lo han venido haciendo desde la independencia de ese país. Además ¿por qué iba a importarle la vida de una persona a alguien que ordena el bombardeo de un centro urbano residencial?, es bastante obvio que ese tipo de individuos no se hace mucho problema por la muerte de los demás, sean naturales del país que sean.

El País de Madrid titulaba el domingo: “Washington estrecha el cerco a Teherán”, la nota describía la situación “a menos de una semana de que concluya el plazo dado por la ONU para que Irán deje de enriquecer uranio”.
El mismo diario publica en su sección internacional otra nota titulada: “Arranca la tercera crisis del petróleo” que, entre otras cosas, dice que el viernes pasado, el barril de brent, referencia en Europa, alcanzó los 74,79 dólares. El que aún crea que estas noticias no están relacionadas, que se vaya a tomar unas copas con Papá Noel y los Reyes Magos. De hecho no sé si, con este último dato, queda aún la más mínima duda de por qué los dirigentes de EEUU, en su mayoría con intereses vinculados a compañías petroleras, se empeñan en adueñarse de los países con mayores reservas de petróleo del planeta.

Para completarla, nos encontramos con que el siempre oportuno (e inencontrable) Osama Bin Laden, acaba de hacer una nueva aparición. A falta del antiguo oso soviético, cada vez que el imperio norteamericano está por mandarse una de las suyas, aparece la voz (que ya ni la cara) de este supuesto líder del mal. Esta vez, el malvado llegó incluso al extremo de proponer una tregua “con condiciones justas”, pero los valientes yanquis no entrarán en su juego. Nada se hará por medio de la negociación si se puede lograr lo mismo, o menos, matando algunas decenas de miles y ganando, de paso, algunas decenas de miles de millones para las empresas de sus amigos ya asociados. Por eso respondió Scott McClellan, portavoz de la Casa Blanca: “No negociamos con los terroristas; luchamos contra ellos” ¿será que él se va a enlistar?

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