viernes, junio 30, 2006

Ciudadanía Universal y Derechos Humanos, otro mundo es posible

Demetrio Valentini, obispo de Jales en São Paulo (Brasil), y Somaly Mam, premio Príncipe de Asturias por su lucha contra la prostitución.

Por Alejo Rivas Devecchi

Con ese lema se realizó el II Foro Social Mundial sobre las Migraciones (II FSMM), en la ciudad española de Rivas-Vaciamadrid, entre el 22 y el 24 de junio pasados. Participaron de este foro más de 1800 integrantes de ONGs, políticos, y representantes de varias organizaciones sociales de asistencia a la migración desprotegida.
Este evento es la continuación internacional del I Foro Social Mundial de las Migraciones, dedicado al tema "Migraciones: Travesías en el Desorden Mundial" que tuvo lugar en la ciudad de Porto Alegre, al sur de Brasil, en enero de 2005.

Este Foro tiene carácter plural y diverso, y se define como aconfesional, no gubernamental y no partidario. O sea que no responde a las directivas de ninguna tendencia religiosa, social o política en particular. Es por eso que participan representantes de todas las organizaciones de todas las tendencias sociales o, mejor dicho, todas las que tienen interés real en aportar soluciones a los problemas de migración.
Los objetivos de esta reunión mundial son traducir el trabajo individual y en red de las distintas organizaciones en acciones concretas, a escala local e internacional, para mejorar las condiciones de vida, traslado y reinserción de los desplazados, refugiados e inmigrantes, como de los apátridas del mundo.

Los temas tratados en el II FSMM se concentraron en torno al impacto de la globalización, derechos, movimientos migratorios y regulación de flujos, asilo y refugio, modelos de convivencia, políticas públicas, exclusión social, codesarrollo y comunicación. Se planteó desde sus objetivos un concepto natural y a la vez novedoso en el contradictorio mundo contemporáneo. Se ha hablado de la Ciudadanía Universal, entendida como el derecho de todo ser humano al libre tránsito por todo el planeta (y más allá) y al libre asentamiento, el derecho a establecerse y vivir en cualquier lugar. Curiosamente, o no, la globalización neoliberal contemporánea garantiza cada vez más el libre tránsito de mercancías y capitales de las empresas “transnacionales”, al tiempo que restringe como nunca antes el de los seres humanos. Este foro denuncia la restricción del reconocimiento de la ciudadanía y los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales de los emigrantes, voluntarios, o no, donde los últimos son siempre los más perjudicados.


A través de la historia, el ser humano ha emigrado en incontables ocasiones. Las dificultades de aclimatación a la nueva realidad cultural, social y económica pueden ser facilitadas o complicadas por el sistema social imperante en los países tanto de origen como de acogida. Entre las migraciones no deseadas, está la cuestión de los refugiados, grupos humanos que, ante crisis extremas en sus territorios de origen, como guerras, hambrunas o catástrofes naturales, se ven obligados a dejarlos en condiciones muchas veces infrahumanas, llegando a salvar sólo sus vidas, y no todos. Este tema fue abordado en particular por Salah Salah, procedente de los campos de refugiados de Líbano.

Otro de los modos de inmigración no deseada es el que sufren muchas mujeres que son traficadas de los países empobrecidos a los enriquecidos en el mismo proceso y, por la fuerza o por la necesidad, son obligadas a prostituirse. Este drama fue abordado en la ponencia de la activista camboyana Somaly Mam, premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional por su lucha contra la prostitución, en el primer día de conferencias. Somaly Mam, explicó que "Las mujeres son las que emigran, las que están dispuestas a sacrificar su vida por sacar adelante a su familia", y recordó que "el 90 por ciento de las mujeres que en el mundo se prostituyen, lo hacen obligadas". Basada en su propia experiencia, la activista se mostró irreductible frente a una posible regularización de la prostitución, por el contrario dijo: "Hay que abolirla".

Por su parte , Aminata Traoré, ex ministra de cultura de Malí y presidenta del Foro Social de África 2006, se mostró partidaria de presionar a los gobiernos de los países emisores, “más pendientes de satisfacer los intereses de Europa, a través del FMI y el Banco Mundial”. Además resaltó el hecho de que los países receptores, fundamentalmente europeos, son más tolerantes con los inmigrantes que llegan de Europa del este“porque son blancos, o de América Latina, por similitudes culturales”.

Entre las conclusiones del II FSMM, se propuso una resolución de las Naciones Unidas sobre los derechos de los inmigrantes, "algo que, hasta hoy, no ha firmado ningún país rico". Asumieron además el compromiso de hacer "una movilización mundial una vez al año como elemento de denuncia y redactaremos una Carta Mundial de los Migrantes que se debatirá en el próximo foro",

En resumen, los miembros de este foro no se oponen a la globalización en sí misma, pero sí tienen claro que "otra" globalización es posible, "sin que esté dominada por los intereses de los países ricos". Esta globalización alternativa puede expresarse en la que pareció ser la consigna que gobernó el foro en su totalidad y que ¿por qué no? la historia pueda recordar como la declaración de Rivas: “ciudadanía universal y derecho de cualquier persona a establecerse donde quiera.”

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