martes, junio 19, 2007

Bob Dylan “Príncipe de Asturias”, cuando el poder pretende asimilar a sus oponentes


Por Alejo Rivas Devecchi (www.alejo.info)

El emblemático músico y compositor Robert Allen Zimmerman, mundialmente conocido como Bob Dylan, ha sido galardonado con el premio Príncipe de Asturias de las Artes, una distinción instituida por la monarquía española, una de las instituciones más anacrónicas de la Europa contemporánea.

En los últimos tiempos, diferentes representantes de las instituciones que detentan el poder en todo el planeta se muestran inclinados a practicar una especie de reconciliación con su yo rebelde, aquel que dejaron olvidado algún miércoles de los años sesenta, cuando decidieron venderse en alma y vida al poder y la corrupción. Cuarenta años después, y con infinidad de muertos en sus respectivos armarios, buscan recuperar la inocencia hace tanto tiempo perdida vistiéndose de tolerantes.

Hablan de la protección del medio ambiente mientras sus decisiones destrozan millones hectáreas de selva nativa, se proclaman solidarios mientras cierran sus respectivas fronteras a los emigrantes hambrientos de los países que ellos mismos empobrecieron con sus políticas proteccionistas e intervenciones armadas, crean fundaciones para la protección de la infancia mientras sus ejércitos luchan guerras contra soldados de diez años; y premian artistas rebeldes mientras criminalizan a los nuevos por fumarse un porro o decir una verdad incómoda. Eso sí, es condición casi exclusiva que el premiado sea millonario, porque un artista rebelde pobre no pasa de resentido social en el idioma de poder.

Dylan nació en Duluth, Minnesota en 1941, hijo de una familia judía. Desde los ocho años se dedicó a la música como autodidacta, bajo la influencia de figuras de la talla de Hank Williams, Elvis Presley, Carl Perkins o Jerry Lee Lewis, fue entonces que el joven músico decidió cambiar su nombre a Bob Dylan, en referencia al poeta galés Dylan Thomas. A fines de 1960 viajó a New York para conocer a su ídolo y secreto mentor Woody Guthrie, que estaba internado en el hospital y quedarse en la gran ciudad para emular su carrera. Tocó en varios clubs nocturnos, y en menos de dos años llegó a ser una voz conocida en el ambiente musical neoyorquino. Grabó su primer disco para CBS en febrero de 1962, del que sólo dos canciones eran de su autoría.

Los grandes pensadores pacifistas de los años sesenta tuvieron una gran cuota parte de influencia en la formación del gran Dylan. Su amiga Suzie Rotolo, que posa a su lado en la portada de su segundo disco, “The Freewheelin”, lo introdujo al movimiento intelectual de la Gran Manzana, que por ese tiempo gestaba una lucha contra la segregación racial y la bomba atómica. Fue ese el disco de las canciones más emblemáticas; "Blowin' in the Wind", "Masters of War", "Talkin' World War III Blues" y "Oxford Town", llegaron a ser himnos del movimiento pacifista. Dos meses después del lanzamiento, Dylan apareció en el Festival Folk de Newport, donde fue aclamado como el profeta de la revolución juvenil. Cantó "Blowin' in the Wind" acompañado por Joan Baez y Pete Seeger frente a 46.000 personas. Ese fue su primer día en la cima y desde entonces no ha bajado.

Durante su extensa carrera grabó 32 discos de larga duración en estudio y 11 en vivo además de 52 simples. Su producción artística no se limitó a la música, también rodó cinco películas como principal y otras cinco como actor; escribió además siete libros entre 1971 y 2005. En 2006 publicó el disco “Modern Times”, aclamado por la crítica mundial. El éxito alcanzado por ese disco lo convirtió en el cantante solista más veterano en la historia, con 46 años de carrera, que ha conseguido un número uno en los Estados Unidos.

En junio del 2007, la casa de Asturias anunció que Bob Dylan había sido elegido Premio Príncipe de Asturias de las Artes. El premio le será entregado en Oviedo en octubre próximo de manos de Felipe de Borbón, Príncipe de Asturias. Ese día se encontrarán cara a cara dos concepciones antagónicas de la vida. De un lado estará un hombre que vive fastuosamente a costa de los impuestos de un pueblo que nunca lo eligió, y representa a la monarquía, una de las instituciones responsable de más genocidios en la historia humana. Del otro lado estará un hombre que ha dedicado su vida a defender la paz y criticar este tipo de instituciones cantando cosas como:
“¿Cuántos años puede vivir alguna gente antes de que se les permita ser libres?
¿Cuántas veces puede un hombre volver la cabeza pretendiendo ver lo que no ve?
La respuesta mi amigo, está soplando en el viento. La respuesta está soplando en el viento.”
 
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