martes, mayo 02, 2006

El día de los trabajadores

Alejo Rivas Devecchi

A fines del siglo XIX, la situación de los obreros a nivel mundial era realmente mala. La jornada laboral se extendía hasta 18 horas, se descansaba sólo el tiempo suficiente para recobrar las fuerzas necesarias para volver a levantarse y trabajar nuevamente, los salarios era más que insuficientes, las familias obreras vivían en condiciones de extrema pobreza. En Chicago se gestó el caldo de cultivo que desembocó en el movimiento obrero que daría los pasos necesarios para acabar con esta situación, al menos parcialmente. Los barrios tugurizados donde vivían los obreros estaban atestados de inmigrantes europeos que habían venido en busca de una mejor vida y, en el último tercio del siglo, se encontraban con una gran depresión, que empezó a principios de los setenta y duró veinte años.

En marzo de 1886 la consigna de los obreros organizados era la reducción de la jornada laboral a ocho horas, aunque la mayoría de las agremiaciones abogaban además por el aumento de salarios, el reconocimiento legal de las organizaciones sindicales, los derechos de la mujer trabajadora y la prohibición del trabajo infantil.
La intransigencia de los sectores patronales llevó a una huelga general acatada por más de 320.000 obreros, de todas las nacionalidades y niveles. El 12 de abril la Central Obrera de Nueva York llamó a una gran movilización para el 1º de mayo. La prensa se mostraba comprensiva con el movimiento obrero, pero consideraba "abusivas" las reivindicaciones, y creía necesario que los huelguistas fueran encarcelados para generar un "benéfico terror en la clase trabajadora" ( The Chicago Tribune).

El 1º de mayo de 1886 se realizó un mitin multitudinario en Haymarket, Chicago. Parsons, uno de los principales dirigentes gremiales, pronunció un discurso en el que describía condiciones de trabajo y vida de los obreros. Mostró con datos estadísticos oficiales que los trabajadores recibían sólo el 15 % de los bienes que producen, y los dueños del capital se quedaban con el resto. Terminó con una frase premonitoria: "Yo no estoy aquí para incitar a nadie, sino para exponer los hechos tal y como son, incluso si esto me va a costar la vida antes de que llegue mañana". Casi al final del acto comenzó a llover y la multitud empezó a retirarse, en ese momento la policía se apostó frente a la tribuna y ordenó desalojar la plaza; en medio de la confusión explotó una bomba entre los grupos de la fuerza policial, y mató a un agente. Entonces se desató lo que la prensa llamó la "rebelión de Haymarket".

La represión fue indiscriminada, se detuvo a todos los militantes obreros, se clausuraron sus órganos de prensa, se prohibieron las reuniones de obreros y se organizaron grupos parapolicales para mantener el “orden”. Los dirigentes Spies, Fielden, Fischer, Engel, Neebe, Lingg y Schwab fueron detenidos, entre otros tantos. Parsons, que no fue ubicado por la policía se entregó para compartir la suerte de sus compañeros.


Durante el juicio contra los dirigentes, el propio fiscal dejó en claro que el motivo de este proceso no era la muerte de un oficial de policía, sino un intento por detener la lucha obrera: "ellos no son más culpables que los que los siguen. Condénenles como lección a los demás; ahórquenles para salvaguardar nuestra sociedad", dijo el fiscal Grinnell. Se esperaba un castigo ejemplarizante para desalentar a otros que pretendieran reclamar sus derechos. El 20 de agosto el tribunal condenó a pena capital de siete de los encausados y 15 años de trabajos forzados a Oscar Neebe.

El proceso de Haymarket promovió la solidaridad internacional, llegaron pedidos de clemencia de autoridades y personalidades del mundo entero y también de dentro de los Estados Unidos. El 11 de Noviembre de 1887, Parsons, Spies, Fischer y Engel fueron ejecutados. Fielden y Schwab condenados a cadena perpetua. Lingg, había muerto em prisión en dudosas circunstancias. En 1893, los obreros de Chicago erigieron un obelisco sobre su tumba que dice:
“Fundadores del movimiento americano por las ocho horas:
August Spies, Albert Parsons, Adolph Fischer, Georg Engel, Louis Lingg.
Ejecutados por el Estado de Illinois, Chicago 1887”

El Primer Congreso de la II Internacional (Congreso Internacional Obrero Socialista de París) realizado en julio de 1889, declaró el 1º de mayo como Día de la Solidaridad Internacional de los Trabajadores.

Esta es una versión de los hechos que llevaron a la muerte de los mártires de Chicago y al establecimiento del día mundial de los trabajadores, lástima que a Australia aún no haya llegado la noticia.

(Fuente: El Obrero Revolucionario, No 351)
 
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