domingo, setiembre 17, 2006

Lectores sin fronteras



Alejo Rivas Devecchi (www.alejo.info)

bookcrossing. La práctica de dejar un libro en un lugar público para que sea encontrado por otro, que luego hará lo mismo. (agregado al diccionario de Oxford en 2004)

Es mucho más común de lo deseable escuchar supuestos especialistas diciendo por los más diversos medios que la juventud no lee, lo curioso es que ellos y sus fosilizados antepasados lo vienen diciendo hace bastantes decenas de años. O sea que los jóvenes iletrados a que se referían los primeros especialistas son justamente la generación de grandes lectores que añoran los últimos.

Pero la realidad es que nunca se ha leído tanto como en la actualidad y afortunadamente no hace falta recurrir a ningún “especialista” para confirmarlo, alcanza con ver las cifras de las compañías editoras de libros videos y sumarle las de acceso a Internet. Las maravillas de la literatura universal están hoy en día más al alcance de todos de lo que lo han estado en toda la historia humana, tanto por el precio de los libros papel, como por la facilidad y gratuidad de sus versiones digitales.

Lo que los especialistas en deslectura moderna no divulgan es que cada día, los integrantes de las generaciones supuestamente iletradas hacen caer una a una las barreras internacionales e interculturales para hacer llegar la lectura a todo el que la busque. Casualmente (y no tanto) estos espacios son, las más de la veces, creados y llevados adelante por organizaciones sin fines de lucro, sólo impulsados por el afán de compartir los orgasmos intelectuales que ellos experimentaron con ciertas creaciones de la literatura.

bookcrossing.com, la última de estas creaciones, combina la espontaneidad con la tecnología de Internet para que los libros viajen sin ningún tipo de costo ni control por parte de las estructuras de poder. El proyecto fue diseñado y es mantenido por Humankind Systems, Incorporated, una compañía de informática y desarrollo de Internet de la ciudad de Kansas en Missouri. Ron Hornbaker, uno de los socios, buscó crear un sitio comunitario único que consiguiera funcionar al margen de sistemas existentes. Ron concibió la idea que derivó en este sistema basándose en PhotoTag.org, un sitio de Internet dedicado a la búsqueda de cámaras desechables perdidas, que lo hizo pensar en qué tipo de objetos la gente querría rastrear.

El sistema consiste en dejar un libro en algún lugar de los designados en el sitio de Internet, o bien crear un nuevo lugar y registrar la información en el sitio de la red. Las tres reglas son: primero leer un buen libro, segundo registrarlo en la red junto a comentarios, si amerita. En el mismo sitio se puede conseguir un número para identificar el libro. Tercero, liberar el libro dejándolo olvidado en un bar, en un parque, dárselo a un amigo, o de alguna otra forma. Cada vez que alguien acceda a ese volumen puede registrarlo en la red y el liberador podrá rastrear el camino que su libro va siguiendo.

El sistema fue lanzado en abril de 2001, actualmente gana unos 300 usuarios por día. En setiembre 2006, cuenta con 3.333.111 usuarios en 95 países y sigue creciendo. Buena noticia para los que nos gusta leer sin control, mala para los que les gusta controlar todo. Al menos una vez, ganamos.

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