miércoles, abril 12, 2006

En España los gays “populares” salen del armario, y se casan, aunque su partido no quiera.



Por Alejo Rivas Devecchi (www.alejo.info)

El viernes pasado, el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Ourense, José Araújo, se casó con Nino Crespo, en ceremonia oficiada por el alcalde (también del PP) Manuel Cabezas.

El proyecto de ley que permite el matrimonio de las parejas homosexuales en España fue aprobado en abril del 2005 en el Congreso de los Diputados. Entonces el Partido Popular se opuso rotundamente a la iniciativa socialista, a la que tildó de inconstitucional.

El 20 de septiembre de 2005, el portavoz del PP, Eduardo Zaplana, ya confirmaba al diario El Mundo que su partido tenía tomada “desde el principio” la "decisión política" de recurrir la ley sobre matrimonios homosexuales ante el Tribunal Constitucional. En esa oportunidad, Zaplana negó que existieran dentro de su grupo voces discrepantes con la decisión de recurrir ante el TC. Recordó que el PP no es contrario a la equiparación de los derechos de los homosexuales, sino a que su unión se denomine matrimonio (¿?).

No ha pasado un año, y el PP, no sólo tiene en sus filas voces discrepantes a la posición partidaria, esas voces están comenzando a decir “si, acepto” a un marido gay. Araújo fue el primero, como para desterrar la infundada fama de conservadurismo que se le atribuye a Galicia, pero ya vienen más. Javier Gómez, militante del PP y responsable del grupo de gays y lesbianas del partido, inició los trámites para casarse con su pareja, Manuel Ródenas. Gómez dijo sentirse "decepcionado" por la actitud de su partido con respecto al tema. Afirmó además que el alcalde de Madrid, también del PP, Alberto Ruiz-Gallardón, confirmó que contraerá matrimonio homosexual dentro de unos tres meses.

Las cosas parecen complicarse para la derecha española, por un lado deben mantener sus relaciones con la iglesia oponiéndose de plano a los matrimonios homosexuales, pero si siguen así, cuando quieran acordar la mayoría de sus militantes se habrán casado con personas de su mismo sexo, aprovechando la oportunidad que le han brindado sus adversarios políticos. Quizá la solución sea conversar el tema con los curas para que estos los autoricen a aprobar estas uniones como hecho consumado, como ya hicieron con el sistema heliocéntrico y otras tantas verdades irrefutables que consideraban herejías, y por las que asesinaron a tantísima gente en sus hogueras, hasta que terminaron por reconocer. Claro que generalmente con 400 años de tardanza. Otra opción podría ser esperar que los propios curas salgan del armario, no debe faltar tanto.
 
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