domingo, junio 25, 2006

Los sin techo de Europa

Varios miles de jóvenes se concentraron el domingo 14 de mayo en más de 60 ciudades españolas para exigir que las autoridades tomen medidas para garantizarles el derecho a la vivienda digna. Las concentraciones fueron convocadas por Internet y mensajes en los teléfonos móviles. Aunque no se sabe el origen de la convocatoria, muchas organizaciones no gubernamentales adhirieron a la iniciativa.

Los manifestantes corearon consignas alusivas como: “Estamos cabreados, queremos un tejado”, “Manos arriba, esto es un atraco” y “Queremos un pisito como el del principito”. También llevaban pancartas con escritos del mismo tenor y había propuestas más creativas como una diminuta casita de cartón, representando la única vivienda que los jóvenes españoles pueden costearse. Así tratan de demostrar que no sólo para beber alcohol son capaces de aunar sus esfuerzos los jóvenes españoles, que habían sido criticados por los sectores reaccionarios de la sociedad a raíz de las convocatorias a los “macrobotellones” que se realizaron en varias ciudades el mes pasado.

Los jóvenes reclaman que el gobierno invierta más dinero en las Viviendas de Protección Oficial (VPO), que sean llevadas al mercado a precios realmente accesibles y que se les garantice la renta más baja. Según los manifestantes, las autoridades deberían tomar medidas tales como gravar severamente las viviendas que se encuentran deshabitadas con fines especulativos. Otra ayuda a los jóvenes sería la instrumentación de alquileres con opción a compra, en los que parte de los pagos se contabilicen como entrega.

La realidad cotidiana de la juventud contemporánea española es que el salario de un primer empleo está muy por debajo de los mil euros y un alquiler en Madrid no baja de 600. Según datos oficiales la juventud gasta, en promedio, un 62 por ciento de sus ingresos en su vivienda, lo que sumado a los excesivos intereses y la inestabilidad laboral, hacen que su futuro esté lejos de ser venturoso.

Esta situación es provocada, entre otros factores por la incontrolada especulación inmobiliaria. Los precios de las viviendas se disparan hasta alcanzar cifras astronómicas. En un primer análisis acerca de quien se beneficia con esta situación, claramente se puede ver las enormes fortunas que amasan los promotores inmobiliarios , las empresas crediticias y bancos que financian las viviendas y los gobiernos que cada vez reciben más ingresos por impuestos inmobiliarios. Es moneda corriente ver en España innumerables casos de corrupción política vinculada a la construcción de viviendas. Los profesionales del ramo afirman que la corrupción en la industria de la construcción es aquí superior a la de muchos países del tercer mundo. O sea que, los jóvenes que no tienen recursos para solventar la corrupción y las ganancias elevadas de cada vez más pocos, se quedan sin casa.

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