miércoles, diciembre 03, 2008

La heredera de Franco se quitó la careta



Alejo Rivas Devecchi - Madrid 11/10/2008

La semana pasada, la reina Sofía de Grecia, o sea la reina de España, se ubicó en el centro de la política española a causa de una polémica desatada por sus declaraciones a la periodista Pilar Urbano quien escribió un libro con motivo del 70 cumpleaños de la monarca; en sus dichos, la reina descubrió su pensamiento anacrónico, con tintes homófobos y racistas que sorprendió a muchos españoles inocentes.

En el libro titulado: «La reina muy de cerca», Pilar Urbano transcribe literalmente las opiniones de Sofía Margarita Viktoria Frideríki Glíxmpourgk, actual reina de España; que en su tercera edad decidió influir en la política de los que con sus sacrificios pagan sus lujos. Entre otros temas, la reina se mostró contraria al parlamento español en su decisión de legalizar los matrimonios entre personas del mismo sexo. Sofía dijo: «Puedo comprender, aceptar y respetar que haya personas con otra tendencia sexual, pero ¿que se sientan orgullosos por ser gays? ¿Qué se suban a una carroza y salgan en manifestaciones? Si todos los que no somos gays saliéramos en manifestación... colapsaríamos el tráfico. Si esas personas quieren vivir juntas, vestirse de novios y casarse, pueden estar en su derecho, o no, según las leyes de su país: pero que a eso no lo llamen matrimonio, porque no lo es. Hay muchos nombres posibles: contrato social, contrato de unión.»

Luego la emprendió contra el carácter laico de la enseñanza en un país que, aunque ella no lo sepa, o no le importe, se define como aconfesional en su Constitución: «Se ha de enseñar religión en los colegios, al menos hasta cierta edad: los niños necesitan una explicación del origen del mundo y de la vida». Obviamente, en este tema la reina está de acuerdo con Bush y contra la teoría de Darwin. Hay quien diría que lleva un atraso de 149 años en su pensamiento, pero se podría argumentar que la monarquía de la que ella vive es igualmente anacrónica.

A la monarca del Reino de España tampoco le gustan las decisiones de la Unión Europea, «¿Está a favor del aborto? - En absoluto».
En cuanto a la violencia de género, la señora reina cree que el verdadero problema es su difusión: «Ha ocurrido siempre. Ahora se informa más y con todo detalle. En cierto modo, se provoca un contagio, se dan ideas que otros imitan. Los que son propensos tienen un filón en esas noticias».

Luego de conocer estas opiniones, no debería resultar asombroso que la reina tenga opiniones de tono racista, lo que sí asombra es que lo diga abiertamente al hablar sobre Obama, el presidente electo de EEUU : «Me siento muy satisfecha por la posibilidad de que un negro pueda llegar tan alto (...). Creo que es un hombre sincero, inteligente y eficaz.»

Muchas voces se alzaron inmediatamente para protestar por las declaraciones de esa señora a la que ellos pagan para que represente a todos los españoles, y no sólo a los ultraderechistas. El fundador del partido Comunista, Santiago Carrillo, de 92 años, dijo que Doña Sofía debería haberse callado. La Federación de Mujeres Progresistas también protestó por las declaraciones de Doña Sofía. Su presidenta, Yolanda Besteiro, dijo que la Reina «no tiene por qué opinar» sobre los derechos de muchos ciudadanos. «Puede tener una opinión como persona, pero no como Reina.»

Por supuesto, la ultraderecha aplaudió de pie las declaraciones del la reina en la que parecía una victoriosa bienvenida a sus filas. La COPE, emisora radial de la Conferencia Episcopal, dice que la reina «…, por fin, hizo un ejercicio de laicidad y afirmó que a lo largo de su ya larga vida y de su experiencia había adquirido algunas evidencias que podían servir para todos.»

Los dos grandes partidos que desde hace ya 30 años se reparten el poder en España, mostraron su total coincidencia en este caso. En lugar de pedir a la Casa Real que explicara estas declaraciones aparentemente inadecuadas a su cargo, PP y PSOE se apresuraron a hacer un cambio de papeles y defender a la reina. La dirigencia de ambos partidos ordenó a sus subalternos no valorar las opiniones de los integrantes de la Casa Real.

Pero no es la primera vez que Sofía hace declaraciones polémicas. El periodista Arsenio Escolar, Director del periódico gratuito «20 Minutos», publicó en su blog una nota titulada: «La reina sale del armario» donde recuerda que la misma autora publicó hace 13 años una biografía de la reina en la que hacía declaraciones como: «La España que yo conocí, más que una dictadura, era una dictablanda», «Franco era monárquico,…, un hombre sencillo, con ganas de agradar y muy tímido». «Era un dictador, pero no un tirano». Así se refiere esta señora al genocida que dejó más de cien mil desaparecidos en España y condenó a su país a 40 años de terror fascista. En ese libro la reina también hablaba de la opinión del rey: «Mi marido fue tajante, desde el primer momento, diciendo: “Delante de mí no se habla mal de Franco”».

«La reina no debe opinar», dicen algunos españoles, «la reina puede opinar» dicen algunos otros, «la reina no debería existir a estas alturas», dicen muchos otros. «No debemos hablar de las opiniones de la reina» dicen los políticos que gobiernan el país. Lo que parece indiscutible es que el pensamiento de Doña Sofía ha evolucionado; hace trece años defendía, junto con su marido, a un genocida fascista; hoy se contenta con tomarla contra los negros, los homosexuales y la educación laica. Quien sabe, quizás si vive 100 años hasta lleguemos a escucharla reconocer el sinsentido de la Democracia Monárquica.

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