martes, agosto 26, 2008

Santander quería vender, pero no a Chávez

Alejo Rivas Devecchi – Madrid – 03/08/2008

La semana pasada, el gobierno venezolano anunció que está en negociaciones para la compra del Banco de Venezuela, filial en ese país del Banco de Santander Español. Según los medios de prensa venezolanos y españoles, el grupo bancario español estaba, ya desde junio, negociando la venta de su sucursal al magnate banquero venezolano Víctor Vargas, propietario del Banco Occidental de Descuento.

Según las leyes venezolanas, para realizar una operación de ese tipo se necesita la aprobación del gobierno, y cuando se solicitó, el ejecutivo venezolano negó el permiso y agregó que el estado compraría el banco. Ante la propuesta del gobierno venezolano, el banco español intentó retractarse de la venta, pero el gobierno lo impidió, diciendo que se realizará la operación a un precio justo.

El propio presidente Hugo Chávez así lo explicó en un comunicado oficial a la prensa:
"Meses atrás me llegó la información que el Banco de Venezuela lo estaban vendiendo (…) y yo dije, el gobierno quiere comprar el banco, quiere recuperarlo porque es el banco de Venezuela”. Entonces el vicepresidente Ramón Carrizales "recibió un mensaje de los dueños del banco que ellos no están interesados en vender, entonces ahora yo les digo: Yo estoy interesado en comprar y vamos a nacionalizar el Banco de Venezuela. Así que yo le hago un llamado a los señores dueños para que vengan por aquí y empecemos a negociar, porque no entiendo, hay algo oscuro ahí. Estaban desesperados por vender el banco incluso tratando de presionarme, que si esto, que si aquello. Yo no acepto presiones".

Esta operación tiene, como lo dijo el propio presidente venezolano, algunas áreas oscuras. Cualquier persona, con al menos una neurona funcionante, se preguntaría por qué razón un banco quiere vender una filial que le reporta cientos de millones de euros de ganancias anualmente. Concretamente, en el primer semestre de 2008, ganó 109 millones, un 29% más que el año anterior. Pero lo extraño no termina ahí, al parecer el objetivo era venderlo a un particular pero no al estado venezolano, como se demostró cuando el banco intentó detener la venta al gobierno.

Pero el presidente Santander descubrió que en Venezuela no manda como lo hace en España, allí tiene que obedecer las leyes como el resto de los mortales. Así que tendrá que vender, y a un precio justo, sin “recalificar”.

El Banco de Santander es una de las empresas españolas que, lejos de verse perjudicado por la profunda crisis económica que atraviesa el país, se beneficia de la desgracia de los españoles. El 29 de julio, el banco comunicó a la Comisión Nacional del Mercado de Valores que, el primer semestre del corriente año, había obtenido un beneficio neto de 4.730 millones de euros, un 6,1 por ciento más que en el mismo período de 2007. No es de extrañar si tememos en cuenta que si los costos totales de los pequeños préstamos personales que otorga Santander (casualmente los que más precisa la gente cuando la situación económica es mala) suman más de un 20 por ciento del monto prestado, así cualquiera obtiene ganancias, ¿verdad?.

La mayoría de los diarios españoles se muestran indignados ante la decisión del gobierno venezolano, “Chávez amenaza con nacionalizar la filial venezolana del Banco Santander” (El País), “Hugo Chávez atenta contra los intereses de las empresas españolas en el extranjero” (cadena COPE). Sin embargo los ciudadanos españoles, víctimas de los abusos impunes del grupo bancario aplauden la medida en sus comentarios de las noticias y valoran la decisión venezolana como un paso imprescindible para detener a las mafias bancarias. Un lector de “Público”, en particular, utiliza una expresión muy española para calificar la decisión de Chávez, dice que fue tomada “con dos cojones”.

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