viernes, julio 06, 2007

La Iglesia española contra la democracia en la educación



Por Alejo Rivas Devecchi

El pasado seis de junio la ministra de Educación y Ciencia Mercedes Cabrera, presentó el borrador básico de objetivos y contenidos de la futura materia Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos que será impartida en primaria y secundaria a partir del próximo curso. La iglesia española ha reaccionado llamando a la desobediencia civil en oposición a esta asignatura obligatoria.

El nuevo programa es un intento del gobierno español por poner al día su sistema educativo sumamente atrasado con respecto al de otros países de la Unión Europea y del resto del mundo. La nueva materia formará parte del programa obligatorio de los cursos de quinto o sexto de Primaria y uno de los primeros cursos de Secundaria. Según la ministra de educación, esta materia tiene como objetivo expreso “crear ciudadanos conscientes de sus derechos y libertades y que sean capaces de ejercerlos."

En su etapa primaria enseñará a respetar las diferencias entre seres humanos (edad, sexo, características físicas, personalidad), a desarrollar la auto-estima y apreciar las costumbres y modos de vida de poblaciones diferentes. En la etapa secundaria se estudiarán contenidos como la igualdad de sexos, el diálogo como instrumento de solución de problemas, y sensibilidad y respeto por otras costumbres, valores morales y modos de vida. También se analizará la "dimensión humana de la sexualidad", el deber de cuidado de las personas dependientes, la igualdad de derechos y la diversidad (con respeto de todas las opciones laicas y religiosas), la circulación vial y el consumo racional y responsable.

La UNESCO, organización para la educación de la Naciones Unidas, recoge en su Declaración de noviembre de 1995, el significado laico de la educación, donde señala que se debe enseñar a las personas sus derechos y libertades y en fomentar la voluntad de protegerlos de los demás, como una manera de contrarrestar las influencias que conducen al temor y la exclusión de los demás, casi un calco de los objetivos de esta materia.

La Iglesia Católica, por su parte, está radicalmente opuesta a todos los principios educativos de esta materia. Antonio Cañizares cardenal arzobispo de Toledo, dijo que los centros educativos religiosos que impartan la nueva asignatura estarán "colaborando con el mal". El prelado agregó que la materia incluye enseñanzas “morales laicas” que “deberían ser incluidas en una materia opcional alternativa a la formación religiosa”. En otras palabras el cardenal no cree que el laicismo sea algo que se deba enseñar a los niños de una sociedad democrática.



Pero no debe extrañar que la Iglesia se oponga a la modernización de la enseñanza. Basta recordar los principios en que se basa esa organización teocrática. La Iglesia católica es una institución que pregona la sumisión de la mujer al hombre y lo refleja en su propia estructura servil. Una institución que responde directamente a las directivas del monarca absoluto del último estado totalitario de Europa, donde la opinión de los ciudadanos no cuenta en lo más mínimo. En cuanto a la libertad individual, la Iglesia considera que los homosexuales son personas desviadas, el papa no los admite en sus seminarios y niega que tengan derecho a elegir libremente su sexualidad, ni ellos ni los heterosexuales que, según sus enseñanzas deberían tener relaciones sexuales únicamente con fines reproductivos, o sea que los humanos deberían hacer el amor una o dos veces en la vida, mucho menos que la mayoría de los curas. Demás está mencionar la libertad religiosa, la Católica se erige como única religión universal y desconoce el derecho de las personas a tener sus propias creencias, llegando a cerrar las parroquias que admiten a musulmanes y fieles de otras creencias como la de San Carlos de Borromeo en Madrid.

En el plano académico, la Iglesia se opone radicalmente a la metodología científica desde hace siglos. A modo de ejemplo, el 31 de octubre de 1992, Juan Pablo II reconoció los errores cometidos por el tribunal eclesiástico que juzgó las enseñanzas de Galileo, aunque hubiera matado al científico de no haberse retractado de sus dichos. O sea que sólo le llevó 350 años darse cuenta de su error y reconocer que el planeta Tierra sí se mueve alrededor de la estrella Sol. Ese es el método de enseñanza que propone esta institución.

Para Juan Antonio Aguilera Mochón, profesor de Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad de Granada, lo que realmente llama la atención es que dentro de un estado de derecho se permita a una organización “atacar o violar derechos fundamentales de las personas”, refriéndose a los homosexuales y las mujeres. El profesor agrega que lo peor es que a una asociación de tales características se le conceda, a cargo del erario público, “una asignatura con la que adoctrinar a los ciudadanos más indefensos en algunos valores morales antidemocráticos y contrarios a los derechos humanos”, en referencia a la materia de religión católica, actualmente opcional.

La materia de educación para la ciudadanía ha sido impartida en la mayoría de los países de la Unión Europea desde hace decenas de años. El laicismo como principio educativo se remonta a la filosofía de la revolución francesa o sea que, tomando en cuenta la velocidad de reacción de la Iglesia, para 2139 puede que llegue a aceptarla, aunque en España las cosas son siempre más lentas.

0 comentarios:

 
Free counter and web stats