martes, octubre 10, 2006

España precisa 285.000 inmigrantes al año para mantener su crecimiento económico


Por Alejo Rivas Devecchi

Según un nuevo estudio del economista Joseph Oliver, publicado el pasado cinco de octubre, el mercado laboral español precisará cuatro millones de inmigrantes desde ahora a 2020, para que no decaiga el crecimiento de su economía.

Josep Oliver es catedrático de economía aplicada en la Universidad Autónoma de Barcelona y también responsable de las publicaciones de Caixa Catalunya, entre ellas el reciente informe en el que asegurara que la renta per cápita española habría disminuido en la última década sin el aporte de la mano de obra extranjera. Su nuevo informe lleva por título: “España 2020: un mestizaje ineludible”, en él Oliver afirma que, sin considerar la población inmigrante, para dentro de catorce años habrá casi cinco millones de personas menos entre 16 y 39 años y tres millones y medio más entre 40 y 64. Si se mantiene el crecimiento actual, habrá entonces una demanda de fuerza laboral que la disminuida población activa de entonces no podrá satisfacer.

Representando estas conclusiones en números, si se considera una tasa de crecimiento del Producto Bruto Interno del tres por ciento, y un crecimiento de las plazas laborales de similar, se crearán entre 424.000 y 684.000 puestos de trabajo cada año. La envejecida población de España, en vías de mayor envejecimiento, no es capaz de cubrir esa cantidad de plazas. En referencia a la posición de los políticos de derecha que insisten en frenar el efecto llamada, Oliver exortó a aceptar el "segundo choque migratorio" y aclaró que "el gran efecto llamada lo produce el trabajo disponible"

Oliver no está solo en sus conclusiones, otras instituciones bancarias y sociales empiezan ya a plantear el mismo problema a las autoridades y la sociedad en general. Según un estudio del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA), sólo para poder seguir pagando a sus pasivos, España necesita unos cien mil inmigrantes al año.
La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), por su parte, afirma que España tendrá la media de edad más elevada del mundo en el año 2050, por lo que deberá acoger 12 millones durante el próximo medio siglo para mantener el equilibrio entre activos y jubilados. Esto plantea la necesidad de 240.000 a 300.000 inmigrantes por año'. Ésta es una de las Así se expresa en las conclusiones del Libro Blanco de la inserción laboral de refugiados e inmigrantes, que ayer presentó esta comisión.

Mientras los especialistas alertan acerca de la necesidad de la mano de obra y aportes sociales de la población inmigrante, los políticos de derecha con Mariano Rajoy a la cabeza, claman por un cierre de fronteras. El Gobierno del Partido Socialista Obrero Español, por su parte, sólo acepta la entrada legal de 30.000 inmigrantes por año, un diez por ciento de lo que sabe que el país necesita. Esta situación se hará insostenible en pocos años, cuando la población activa, disminuida a través de décadas de baja natalidad, no pueda pagar las jubilaciones de la población pasiva.

Ya se hace evidente que es necesaria una política de fomento a la inmigración, en lugar de la actual política de represión. Una de las mínimas medidas que es necesario tomar es que la tramitación de los documentos de los recién llegados sea llevada a cabo por funcionarios preparados y dispuestos para su acogida. Lejos de ello, los inmigrantes de hoy en día son obligados a realizar sus solicitudes en oficinas de policía, donde se les miente con respecto a sus derechos y se hace lo posible para amedrentarlos, despreciarlos y rechazarlos. En resumen, hace falta que la clase política de España escuche a la sociedad, que no olvida su muy reciente pasado emigrante, y cambie su actual política inmigratoria de corte fascista por una actual, bilateralmente solidaria de cara al futuro.

El fascismo español y el fundamentalismo musulmán coinciden en la censura

España, Francia y Alemania han sufrido recientes ataques a sus manifestaciones culturales, aunque provenientes de diferentes sectores de estas sociedades, el efecto ha sido el mismo: prohibir de un modo u otro una manifestación cultural.

El primer afectado por los neoconservadores de Europa fue el dramaturgo gallego Pepe Rubianes. En una entrevista emitida por la Televisión Pública de Catalunya, el actor y director dijo: "Que se metan a España en el puto culo a ver si les explotan los huevos". También insultó al dirigente derechista Mariano Rajoy y calificó de "secta" a la COPE, la cadena radial de la iglesia española, de tendencia derechista.

A consecuencia de estas declaraciones, Pepe Rubianes fue obligado a retirar su obra «Lorca eran todos» que se iba a presentar en el Teatro Español de Madrid. El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón fue acusado de “censor” cuando anunció que no se le iba a contratar. En la oportunidad, Rubianes se disculpó y dijo sentir "orgullo y respeto" por "la España democrática, constitucional y de progreso".

La obra fue estrenada finalmente, saltando la censura municipal, el 28 de setiembre en el Auditorio de Comisiones Obreras de Madrid. Desde una hora antes del estreno se congregaron frente al auditorio y frente a la sede del gobernante Partido Socialista Obrero Español, varios manifestantes del partido ultraderechista Alternativa Española para expresar su rechazo a la presentación de esa manifestación cultural. Los manifestantes levantaban las manos con la seña característica de su extinto ídolo Francisco Franco y otros dirigentes fascistas, mientras gritaban “Rubianes, cabrón, irás al paredón”.

Casi al mismo tiempo, Mozart fue censurado en Alemania por decisión de la Deutsche Oper. La ópera “Idomeneo” fue retirada de la programación de otoño por temor a una posible reacción del islamismo fundamentalista. En la versión del dramaturgo Hans Neuenfels que era la que se iba a presentar en Berlín, el rey combate también a otros dioses y colecciona al final las cabezas de Poseidón, Cristo, Mahoma y Buda. La dirección del teatro consideró que la escena podía resultar ofensiva para los islamistas particularmente para los fundamentalistas radicales y creyó que su representación pondría a los actores y al público asistente en peligro de ser víctimas de alguna clase de atentado en represalia. La canciller Angela Merkel y gran parte de la intelectualidad alemana han elevado sus quejas ante esta manifestación de autocensura.


El periódico francés “Le Figaro” publicó el 19 de setiembre un artículo del filósofo Robert Redeker en el que comentaba la controversia surgida a raíz de los comentarios del Papa Benedicto XVI respecto al Islam. En un pasaje de su artículo, Redeker describió al Corán como " un libro de violencia sin precedentes, " y acusó a los musulmanes de tratar de intimidar a Occidente. En Túnez, esa edición fue confiscada y destruida por orden del Ministerio del Interior, anunció el matutino tunecino 'La Presse'.

La nota de la discordia se titula "¿Qué debe hacer el mundo libre frente a las intimidaciones integristas?", en su texto, Robert Redeker opina que el islam exalta la violencia, y califica a Mahoma de "maestro del odio". Según el gobierno de Túnez, los diez millones de musulmanes tunecinos se hubieran sentido humillados y zaheridos por esta publicación, fundamentalmente en vísperas del inicio del mes del Ramadán.

Estos tres casos, que sólo son los más recientes, muestran claramente que los pretendidos enemigos, que gastan miles de millones y muchos millones de vidas en las guerras en las que presuntamente se enfrentan ideologías; tienen en realidad muchas más coincidencias que diferencias. Los líderes de ambos bandos se enriquecen con las guerras a las que mandan a sus compatriotas a morir y, cuando llega la hora de la verdad, los pretendidos enemigos censuran a diestra y siniestra. Como supuestamente dijo Goebbels, otro célebre dirigente: “cuando me hablan de cultura, saco mi revólver”
 
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